Hay cansancio… y luego está ese cansancio.
El que no se arregla durmiendo un poco más.
El que te acompaña desde que abres los ojos y no te suelta ni siquiera en vacaciones.
El que no viene del cuerpo, sino de dentro.
En Policlínica Joaquina Eguaras lo vemos cada semana. Personas que llegan diciendo:
“No sé qué me pasa, pero ya no puedo más.”
Y casi siempre, el diagnóstico no está en una analítica, sino en algo más profundo: el burnout.
El cansancio que no se ve
El burnout no aparece de un día para otro. Es un desgaste lento, silencioso, que va calando poco a poco.
Empieza con frases como “solo es una mala racha”, “cuando acabe este proyecto descansaré”, o “ya estoy acostumbrado al estrés”.
Y cuando quieres darte cuenta, lo normal es estar agotado, desconectado de lo que te gusta y con la sensación de que cualquier cosa te supera.
El problema es que hemos aprendido a normalizar el agotamiento.
A vivir con el piloto automático puesto, cumpliendo, produciendo, aparentando que todo va bien, mientras por dentro algo se apaga.
Cómo saber si estás quemado
No hace falta esperar a un colapso para darse cuenta.
Hay señales que te avisan mucho antes:
- Te cuesta concentrarte, incluso en cosas sencillas.
- Estás más irritable, sensible o apático.
- Sientes que todo te exige más energía de la que tienes.
- El trabajo o las rutinas que antes te gustaban ahora te pesan.
- Te sientes culpable si paras, pero no puedes más si sigues.
Si te reconoces en alguna de estas frases, no estás débil. Estás saturado. Y eso no se soluciona aguantando más.
La importancia de pedir ayuda
En nuestra clínica, cada vez más personas se sientan frente al psicólogo y dicen:
“Solo quería aguantar un poco más.”
Y esa frase, tan simple, suele ser el punto de partida para sanar.
Buscar ayuda psicológica no es un signo de debilidad, es una muestra de inteligencia emocional.
Es el momento en el que decides que tu bienestar no puede esperar.
Un psicólogo no te va a dar una charla motivacional. Te va a ayudar a poner orden, a entender qué te está pasando y a construir una forma de vivir que no te consuma.
Cuidar la mente también es salud
Durante años hemos cuidado nuestro cuerpo con revisiones médicas, masajes, tratamientos…
Pero la mente también necesita su espacio, su revisión, su atención profesional.
En Policlínica Joaquina Eguaras creemos que la salud mental no se trabaja cuando todo se derrumba, sino antes.
Cuando notas que algo se ha torcido, que tu alegría se ha ido quedando atrás o que cada día cuesta más levantarse.
No hace falta llegar al límite para pedir ayuda.
Solo hace falta reconocer que vivir en calma también es un derecho.
Así que si llevas tiempo sintiendo que todo te pesa, que ya no disfrutas ni de lo que antes te hacía feliz…
no lo ignores. No lo tapes con más trabajo o distracciones.
Ven.
Hablemos.
Y empecemos a recuperar tu equilibrio, paso a paso.
Policlínica Joaquina Eguaras
Cuidamos tu mente, porque sin ella, nada funciona como debería.





